[I.D.] Dr. Hannibal Lecter

Hannibal no es especialmente alto, mide una altura promedio de 1.75, pose piel pálida, cabello platinado y corto que permite peinarse formal o contemporáneo sin perder su elegancia; sus ojos son de un color castaño rojizo sumamente intenso, al punto de que si la luz juega bien su papel, pueden vérsele completamente rojos y con brillos de intenso carmesí. Su cuerpo no esta trabajado o definido en exceso, no se ejercita de forma regular pero cuida mucho su alimentación, por lo cual es esbelto y posee la fuerza suficiente como para cargar a otra persona con relativa facilidad.  Su rostro mantiene una expresión calma, afable y cordial además de sumamente atrayente;  posee rasgos masculinos, definidos y con la delicadeza necesaria para hacerle atractivo a la vista sin llegar a poseer rasgos femeninos. Su ropa siempre está limpia, pulcra, impecable y usa conjunto que le hacen ver imponente y elegante; trajes de sastre, zapatos de marca y calidad. Rara vez se le vera vestir informal o con ropa corriente, ello únicamente cuando se ve obligado a hacerlo para cumplir un objetivo de gran importancia.

El joven Lecter no es una persona sencilla de comprender,; comencemos por el hecho de que es un erudito, así tal cual, es una persona estudiada, educado, inteligente, astuto y sumamente encantador, cordial y afable. Tiene una fuerte y muy remarcada preferencia por las artes, en especial la música, la pintura y a literatura por lo cual no es de extrañar encontrársele en exposiciones, museos y conciertos de ópera o sinfónicas. De gustos finos, este hombre encuentra un enorme placer en la comida de buena calidad, no come cualquier cosa y se rehúsa a siquiera probar la comida rápida, encontrándola de mal gusto; prefiere dedicar el tiempo necesario a preparar sus propios alimentos y disfrutarlos como se debe o ir a un  restaurante de renombre que no defraude su quisquilloso paladar. Siente gran admiración y atracción por aquellos que pese a las adversidades demuestran una virtud rara en la actualidad; sea cual sea y que son capaces de mantener su personalidad o moral integra sin importar los factores que les afecten, en pocas palabras, admira a las personas virtuosas y de buen gusto. No obstante, pese a su encantadora y caballerosa forma de ser, Hannibal posee un lado de su personalidad mucho más salvaje y extremo; encuentra sumamente repulsivo la vulgaridad, las personas mal educadas, pedantes y groseras que además de ello abusen de su poder. Aquellos que logran irritarle o arruinar algo que disfrute enormemente, pueden considerarse en peligro de muerte. Hannibal ve dichas características intolerables y con un modos operandi metódico y cuidadosamente pulido, elimina a los desdichados que se ganen su desprecio. No obstante y pese a que gusta de la adrenalina y la brutalidad de la ‘caza’, la ejecución de la misma suele tener siempre un significado oculto, una referencia o alusión a algún pasaje literario u obra de arte que este relacionada con alguna característica de la víctima, sin embargo, Hannibal no toma trofeos. Aquello que podría considerarse un ‘recuerdo’ de su crimen, se resume en que el Psiquiatra toma algún órgano o parte de su victima que sea apta para consumo. Canibalismo, tan puro como se pueda, Hannibal posee esta tendencia y aquello que se lleva consigo de sus víctimas pasa a ser el ingrediente de algún platillo gourmet al cual le da especial atención. No posee remordimiento o empatía alguna hacia sus víctimas y rara ves lo expresa hacia otra persona. Suele mostrarse irónico, de humillar a sus victimas además de provocarles enorme estres o manipularles al punto de que sean ellas mismas quienes se flagelen o terminen con su propia existencia. La finalidad de todas y cada una de sus acciones es el entretenimiento y aun si pareciera una excusa infantil, esa es la realidad. Hannibal únicamente busca como entretenerse y al juego macabro del gato y el ratón es a la fecha su juego favorito.

La familia Lecter poseía muchas cosas, dinero, propiedades, educación, renombre, el amor y fidelidad de sus sirvientes. Sin embargo todo eso nunca podría asegurar tu  vida si el país esta en una guerra civil. Hannibal creció rodeado de amor de sus padres, de sus sirvientes y siendo nutrido diariamente con profundas lecciones de su profesor particular. Siendo el mayor de dos hijos, fue un hermano mayor amoroso, adorando a su hermana Mishka de 3 años de edad.  Pero la guerra es cruel, los Lecter se vieron en la necesidad de huir a una cabaña en el bosque cercano a su viejo y adorado castillo, una cabaña donde les esperaba la muerte, cruel e inesperada. En esa cabaña se suscitaron varias experiencias traumáticas para Hannibal, desde la muerte abrupta de sus padres como la de su adorada Mishka. ¿Qué sucedió? Hannibal no lo recuerda; su tierna e infantil mente bloqueo aquello con excepción de los rostros d elos culpables de su desdicha, cinco hombres traidores y que habían desaparecido entre la nieva.

Después de la guerra y quedando huérfano, Hannibal fue adoptado por su tío y criado con el mayor de los cuidados. No obstante, la personalidad del niño fue una reservada; era listo, si, brillante incluso, pero bastante violento con otros niños mayores. Irascible e impredecible, Hannibal fue llevado con un terapeuta quien pese a sus mayores esfuerzos nunca fue capaz de comprender al niño en su totalidad.

Su tío murió; nuevamente, de forma abrupta al defender el honor de su esposa cuando esta fue insultada por un vulgar carnicero del pueblo. Su tio fue querido apra él, fue un apoyo y sin embargo su muerte no lastimo tanto hannibal como el hecho de que ofendiaran a su tia, una mujer bella, culta, delicada y admirable. Dias después, el carnicero apareció muerto, decapitado y su cabeza a unos metros mostraba la ausencia de sus mejillas; cerca de la cabeza, estaban los restos de una  pequeña fogata.

Con el fallecimiento del conde Lecter, Hannibal y su tía perdieron gran cantidad de los bienes de los Lecter y se mudaron a Francia. Con su tía como tutora legal, Hannibal entro a la facultad de medicina de Paris y dedico la mayoría de su tiempo a sus estudios, graduándose con honores. Más cuál fue su sorpresa cuando en un dia cualquiera, saliendo a comer con su amada tía, Hannibal reconociera el rostro del dueño del restaurante, era uno de los cinco culpable… uno de los cinco.

Así comenzó su caza, una serie de crueles, irónicos y con la misma distinción de que a cada víctima, una parte del cuerpo algún órgano, un pedazo de carne hubiese sido retirado con un fin que la policía no llegaba a comprender. Hannibal logro su venganza pero al costo de perder la confianza y el amor de su tía, quien volvió a su país natal y dejo solo al albino.

Tiempo después, Lecter viajo a América para una especialización en Psiquiatría y el estudio de Psicología para completar el mismo campo. Una vez obtuvo su especialización. Se asentó en los Estados Unidos, asesorando al F.B.I. de vez en vez con perfiles psicológicos de diversos criminales y asesinos en serie y abriendo su propio consultorio para terapias en un anexo a su hogar.