Volker: der Dämon Hund

Se trata de un androide prácticamente perfecto en cuanto a aspecto externo. Salvo por su expresión, sus ojos y su forma de comportarse, podría pasar por un humano corriente. Tiene el pelo corto, lacio y fino, de un color verde musgo, algo rebelde y rematado por un flequillo degradado hacia la derecha que cubre parcialmente el óvalo perfecto de su rostro, pálido e inalterable, en el que resaltan dos ojos afilados -que en la oscuridad cambian de rosas a amarillos con la "pupila" dilatada para mejorar el pase de la luz-, que al mirarlos provocan melancolía, inseguridad y algo de temor. Posee un cuerpo fuerte pero esbelto, con brazos y piernas largas, torso bien formado y hombros anchos. Es bastante alto –mide 1’95-, y su sola presencia impone. Sus manos son grandes pero finas, muy hábiles y a pesar del tiempo, siguen inalterables. En ocasiones son sustituidas por toda suerte de armas de fuego o blancas que tiene integradas en su interior.

Para el diario viste con camisa blanca, y chaqueta, jersey o chaleco y pantalones, ambos negros, y corbata y zapatos oscuros, pero usualmente se lo ve con un atuendo militar. En la oreja izquierda tiene dos pendientes: una placa de acero oscuro y uno colgante hecho de latón, cuya verdadera función es encenderlo y apagarlo. Además de éste, tiene otro interruptor en algún lugar de su cuerpo, pero solo su creador lo sabe, ni siquiera él.

Tiene el cuerpo cubierto por diminutas cicatrices blanquecinas, que se confunden con su tono de piel casi blanco, y que fueron causadas por las múltiples modificaciones a las que se vio expuesto una vez acabado y otras a torturas a las cuales intentaron someterlo las pocas veces que se dejó capturar por el enemigo para sacar información. Apenas se notan debido a su acelerada capacidad de recuperación. Esto, claramente, muestra su naturaleza biotecnológica.

En cuanto a su carácter, podríamos compararlo con una moneda de dos caras. Es extremadamente serio, callado, seco, llegando en ocasiones a ser bastante borde y frío, sin tacto ninguno, y lo único que le importa es cumplir aquello que se le ordene, como también puede ponerse una máscara y ser gracioso, extrovertido y burlón para la sociedad, dicimulando su verdadera condición. Es brillante en cuanto a inteligencia, y capaz de hacer cualquier cosa que se proponga, porque, sencillamente, él sabe que puede hacerlo. ¿Qué tiene que saltar un muro de 50 metros rodeado por una reja eléctrica y con zarzas venenosas? Ningún problema, te salta uno igual pero de 100 metros y recubierto además por ácido.

Fue diseñado para la guerra. Mata, roba, saquea, rapta, tortura y amenaza a quien sea sin ningún problema ni remordimiento. Es silencioso, elegante, certero y letal. Nunca falla. Pero dado que su tecnología evolucionó durante el proceso de creación, es capaz de sentir. Sus sentimientos no son iguales que los de los humanos. Son más bastos, más sencillos, pero mucho más puros. Si odia a alguien, lo odia con todo su ser. Si lo ama, más de lo mismo. No tiene medias tintas. No hay conveniencias humanas que lo frenen a sentir algo. En ese sentido, es mucho más libre que cualquier persona. Eso sí, es difícil, por no decir prácticamente imposible, hacer que los exteriorice.

Cumple las normas que le son impuestas a rajatabla porque es para lo que está hecho y es incapaz de desobedecer, pero aborrece acatarlas (aunque, como dije antes, no tiene remordimientos ni sentimiento de conciencia por ello). No es capaz de comprender una relación que no sea la de amo-sirviente, así que no aspira a recibir cariño ni reconocimiento ninguno por sus acciones, pero en su fuero interno desea ser tratado como a un humano. No se humilla ante nadie salvo ante su amo, al que respeta más que a nada, aguantando lo inaguantable si es necesario, siéndole absolutamente fiel.

Es muy cuadriculado y perfeccionista, y tiene una paciencia infinita, aunque tiene también sus límites y/o momentos de debilidad. En el amor es reservado, y una parte de él es bastante romántica y protege al ser amado por encima de todas las cosas… incluso si eso significa desobedecer sus órdenes; pero la otra le aleja del contacto muy directo con humanos, puesto que todo su ser sabe que él no lo es.

Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la URSS, con la colaboración de Japón, inició un proyecto de creación de un arma definitiva con la que acabar con EEUU y los Aliados. La llamaron Pervyy {primero en ruso}, y al principio funcionaba a la perfección. Pero poco a poco, debido al exceso de prestaciones en una carcasa no lo suficientemente desarrollada, ésta fue colapsando, hasta que un día se autodestruyó sin previo aviso.

Desanimados, los ingenieros que se encargaban del proyecto lo frenaron, y hasta casi 15 años después no lo retomaron. Quien volvió a financiar los estudios fue el alemán Heiner Von Ribbentrop, con el afán de crear una de tantas armas perfectas. Tras este tiempo, en el que la tecnología avanzó notablemente, comenzaron con la creación de un segundo prototipo, Volker {armado en alemán}. Añadieron múltiples funciones que no tenía Pervyy, y esta vez las soportó bien. Disponía de ojos biónicos que le permitían percibir el calor, ver en la oscuridad y acercar imágenes lejanas a varios kilómetros, y de armas incorporadas en el interior de su cuerpo, entre otras cosas. Era infinitamente superior a Pervyy en todos los sentidos.

Los científicos comenzaron a enviarlo a expediciones de prueba, y comprobaron que su eficacia era aún mayor de lo que se había estudiado, llenando las espectativas de Heiner, es más, este androide fue hecho a su imagen. Volker era capaz de hacer todo lo que se le ordenase. Era capaz de destruir una ciudad entera en apenas una hora sin recibir ni un rasguño. Orgullosos de su creación, la presentaron al jefe de la investigación cual empezó inmediatamente a preparar un ataque contra los Aliados, en especial, EEUU.

Pero justo cuando se iba a llevar a cabo la operación, descubrieron que Volker era “demasiado” perfecto. Durante el proceso de creación, Volker desarrolló una especie de esqueleto de sentimientos muy básicos y primarios, pero sentimientos al fin y al cabo. Cuando se enteraron, tuvieron miedo de que su mayor creación se volviese contra ellos, por lo que comenzaron a hacerle modificaciones, aunque ya estuviese completamente terminado.

El problema pareció desaparecer, por lo que lo enviaron de nuevo a Occidente, pero desobedeció las órdenes de sus superiores por primera vez. Por lo visto, a pesar de abrirlo incontables veces, los sentimientos no habían desaparecido, por lo que no tuvieron otro remedio que desconectarlo y meterlo en un búnker abandonado, donde nadie pudiese encontrarlo jamás. Muchos hombres murieron esa noche, pero finalmente, mediante una sucia artimaña, consiguieron apagarlo.

Pasaron muchos años desde aquello. Finalmente, un día alguien lo encontró, abandonado, herido y desconectado, y lo llevó al Mercado Negro para venderlo. Y sólo la persona que lo encendiese después de tanto tiempo podría ser su amo.