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Mensaje por Shiro Fujimoto Jue Jun 27, 2013 1:34 am



[ The great exorcist ]
Shiro Fujimoto

 Apodo: Oji-san, Aojiji, Oto-san,

 Nombre: Shiro

 Apellido: Fujimoto

 Edad: 51 años

 Nacionalidad: Fue abandonado en Japón, por lo tanto en papeleo es japones, pero realmente nació en Inglaterra y sus rasgos son ingleses.

 Empleo: Sacerdote / Exorcista

 Raza: Humano / Ningen

 Sexo: Masculino

 Tendencia sexual: Heterosexual  





 Descripción física:
Shiro es un hombre de altura promedio 1.77 metros con un peso equivalente de 62 kilogramos, es ciertamente delgado. A pesar de poseer unas cincuenta primaveras arriba, muestra el perfecto dominio sobre el combate cuerpo a cuerpo y se las arregla para defenderse y defender a sus seres queridos. En verdad Shiro parecería más joven si no fuera por su cabello gris claro y los rasgos faciales de edad, pero en general parecería a causa de su vigorosa personalidad que podría pasar por un hombre de cuarenta años. Junto con su pelo que lleva en una forma desordenada él también tiene una perilla poblada de bello facial poco a lo largo de la barbilla baja y el labio superior.  Incluso cuando era joven Shiro siempre llevaba un par de anteojos con la cadena adornada con cuentas y una cruz debido a que la visión natural de sus orbes marrones es casi nula; dicho sea su mirada tiende a ser vivaracha, pero cuando las circunstancias se vuelven críticas puede llegar a ser bastante grave. La característica más notable e inusual de este personaje es que posee una cruz como la cicatriz en la frente.

Como exorcista Shiro llevaba el escudo en forma de corazón negro y el rosario infaltable que siempre tiende de su cuello, pero a medida que envejecía se puso a buscar un look más similar al de un sacerdote normal, cambiando su ropa a una de oficina con el cuello de sacerdote más las dos típicas cruces de la pechera. A su insignia de exorcista le designó una larga cadena que casi llega a su estómago junto con otra más corta que porta cerca del cuello cual posee un dije de llave.





 Descripción psicológica:
Shiro es muy misterioso, pero en general tiene una personalidad de padre protector y de buen corazón.  A pesar de ser un exorcista de alto nivel, no es despiadado con los demonios, de echo gracias a su amabilidad y buen trato con los seres de las tinieblas es que familiarizó con Sith el gato de dos colas al cual llamó "Kuro" tras adoptarlo como familiar. Además es el padre adoptivo de el híbrido inestable Rin, lo que lo convierte en una de las pocas personas capaces de calmar con la mediación a estas malévolas criaturas aunque en verdad Shiro no ve tan mal a los demonios como otros humanos lo harían. A pesar de tratarse de un sacerdote puede ser realmente inmaduro e infantil, estando siempre de broma a su alrededor, mas esto es una fachada que cubre sus propias preocupaciones para trasmitirle tranquilidad a las personas que lo rodean. Vivir a pleno posiblemente sea su mejor lema.

Sin embargo toda la gentileza nombrada anteriormente puede esfumarse sí, solo sí, ve que un ser querido está siendo herido lo cual provoca que su personalidad cambie súbitamente por una sarcástica y combativa cuando no seria rayando en lo sadista. Podría decirse que su preocupación para con otros lo llevan a los extremos de la cuerda. No obstante jamás llegaría a asesinar a nadie, sus principios en el sacerdocio y su alma noble por naturaleza no se lo permitirían.





 Gustos:


  • Coleccionar corbatas con diferentes motivos  
  • Los libros catalogados "para adultos"
  • Sus gafas originales y el cuidado de estas
  • Quedarse dormido en cualquier lugar y en cualquier momento.
  • Tener un promedio de seis horas de sueño por noche.
  • Las mujeres de buenas curvas y grandes pechos
  • Mangas de romance, drama emocional y drama social
  • Su comida favorita es Oden, especialmente el daikon [rábano].
  • Cualquier arma que sea de fuego, en especial las escopetas





 Odios:


  • El humo del tabaco y que personas fumen cerca de él
  • Determinados demonios irremediables como Astaroth
  • Ver a sus seres queridos entristecidos o heridos
  • La falta de diversión igual que las personas muy serias
  • La música católica en parte le desagrada
  • Que le nieguen la razón cuando evidentemente la tiene
  • Quienes son tercos, obstinados y se hunden así mismos
  • Satanás, el único demonio al que destruiría con placer






 Historia:
Cuando recién nació fue dejado en las puertas de una iglesia siendo acogido por Jiro Fujimoto, el sacerdote de la institución. Esta posteriormente decidió adoptarlo ya que sus padres jamás aparecieron y nombró al bebé "Shiro" en honor a su propio seudónimo. Así fue como la vida del pequeño inició bajo las fieles doctrinas de la iglesia cuales siguió al pie de la letra porque siempre se sintió en deuda con cada uno de sus miembro cuales le brindaron todo el amor y el cariño como sí de una auténtica familia se trataran.

Cuando cumplió los dieciocho años de edad, una vez que terminó con el mínimo de notas la secundaria, decidió tomar la carrera de medicina. Le encantaba la idea de ayudar a las personas, conocer más de los seres humanos aunque con el paso del tiempo se volvió tedioso y difícil. Jamás había sido demasiado aplicado por lo que concentrarse le costaba; aún así no se rindió. Continuó firme hasta su cuarto grado en cual en una noche aparentemente normal cayó un paciente en la sala de urgencias con patologías que nunca antes se habían visto en el hospital donde estaba llevando a cabo sus prácticas. El hombre de unos treinta años sufría desnutrición y deshidratación. Antes de eso, se había destrozado las rodillas en ataques de genuflexión [acción de doblar una rodilla en señal de adoración a Dios] compulsiva. Todo esto representó un gran dolor de cabeza para los médicos cuando debieron darle la noticia a los familiares del pobre muchacho. No había cura, solo podían esperar hasta que el cuerpo le aguantara.

Esto causó la curiosidad en Shiro quien por más que buscó materiales relacionados a los síntomas del paciente no encontró nada más que algunas absurdas referencias religiosas que para él ni venían al caso; pero muy equivocado estaba. Dos semanas posterior a ese suceso extrañado, en la iglesia de su padre adoptivo se encontró con los padres del mismo hombre que lloraban desconsoladamente en los hombros del sacerdote implorando por su ayuda. Shiro que recién llegaba de sus prácticas dejó las maletas a un lado y con su postura atea intentó aconsejar a los señores para que buscaran otros métodos pero súbitamente fue callado por el reverendo cual les pidió que trajeran al "enfermo".

Lo que aconteció luego cambió la visión de Shiro de por vida. En la iglesia, a los pies del enorme crucifijo el sacerdote llevó a cabo un exorcismo con la ayuda del resto de sus colegas y por más que se le fue pedido al menor que se retirara; la curiosidad lo venció. Presenció todo el acto, como aquel experimentado reverendo despojó un sin fin de sombras negras del interior del joven quien cayó desplomado y al cabo de dos horas se levantó enérgico, como si su verdadera alma hubiese vuelto a su cuerpo. ¿Sería real? fue lo que se planteó por varios meses mientras escuchaba atento todo lo que su padre le había ocultado durante tiempo relativo a la organización de exorcistas del vaticano. Interesante, demasiado curioso para su mente analítica que lo llevó a tomar la decisión de dejar su carrera para enrolarse en la academia True Cross donde muchos jóvenes virtuosos eran entrenados para convertirse en los mejores exorcistas.  

Shiro maravillado por la otra cara de la realidad se esforzó arduamente por avanzar hasta obtener el título de caballero en el vaticano. Pero como todos sabemos la vida no puede ser color de rosas ¿verdad?. La misma noche que iba a rendir la prueba para ascender a Paladín una horda de demonios atacó la iglesia que lo acogió por tantos años destruyéndola. Eran tantos, comandados por el despreciable Satán que poseyó a su padre llevándolo a asesinar a sus compañeros y arrastrándolo al suicidio. El más joven se había salvado de una posición gracias a su gran fuerza de voluntad adjunta a la ira que lo desbordaba a la hora de combatir, acabando con la mayoría de esas sucias criaturas gracias al apoyo que recibió horas después del vaticano, aunque jamás pudieron contra Satán quien se les escapó de las manos.

Por supuesto que este acontecimiento trastocó la mente de Shiro, nuevamente "su mundo" se había esfumado trayendo una nueva realidad que heló su corazón absorto en la soledad. A los pocos días del suceso fue ascendido de caballero a Paladín debido a la proeza de enfrentarse contra tantos seres de las tinieblas y por aquel espíritu despiadado que mostraba frente a ellos. Precisamente eso buscaba el vaticano, personas vacías de buenas doctrinas y procederes nobles pero con un odio irracional contra los demonios para acabarlos sin compasión. Así fue como una nueva época para Shiro comenzó siendo reconocido en cada templo como la mano derecha del vaticano.

Hasta sus treinta y cinco años mantuvo una postura fría e intransigente respecto al resto de las personas; por supuesto más con los demonios que iba destruyendo sin piedad a su paso. Inclusive estaba tan frustrado con su día a día y con su obsesión de encontrar a Satán y vengarse que comenzó a buscar el escape mediante el cigarrillo. Poco a poco su alma que alguna vez fue entrenada para la pureza se fue oscureciendo con el dejo amargo de la desesperanza e indiferencia, pues había abandonado todo deseo de existir. Sin embargo en medio de la desidia de su corazón; encontró a una joven hermosa de nombre Yuri. Su temperamento no iba de acuerdo a su delicada apariencia, era una muchacha de carácter fuerte, decidido pero alegre. Optimista y enérgica lo cual resultaba tan antitético a su personalidad que increíblemente terminó interesado en la chica.

Con sus ansias de vivir y su lado extremadamente positivo Yuri le dio nuevos motivos para existir; ella. Pero tenía un defecto casi imperdonable que era el cariño hacia los demonios ¿cómo podía querer a esas horrendas criaturas? de cierta forma inaceptable pero tolerable siempre y cuando no se relacionaran con él. Yuri gracias a sus habilidades como medium fue solicitada por el vaticano para servirles igual que otro peón pero ella se negó, su cariño hacia los demonios era mayor a su compromiso con la humanidad. Lógico que Shiro se molestó pero entendía que así como el tenía sus ideales, la joven también y solo por el amor que desarrolló al cabo de los meses hacia ella; fue que la apoyó en sus proyectos.

Lamentablemente la vida volvió a darle la espalda el día que decidió colgar su sotana para declararse a la muchacha. Esta con pena refutó la invitación explicándole que estaba esperando a dos gemelos en su vientre lo cual trajo la misma expresión amarga y apática de Shiro. Su única esperanza había sido robada por otro hombre, ¿podría irle peor? ¡por supuesto!. Posteriormente el vaticano anunció que entre los humanos había una mujer que debía ser asesinada o traería la destrucción al mundo como lo conocían. En principios se negó, el no era un sicario solo disfrutaba de destruir demonios pero ¿qué perdía? después de todo el mundo que el conocía no podía estar peor así que mancharse las manos de sangre no representaría una carga extra ¿verdad?.

Varias noches antes dejó la oración de lado, estaba perdiéndose del camino del señor y cuando la imagen de la joven que debería exterminar le fue enviada, quedó pálido de la impresión. Era Yuri, estaba esperando dos hijos de... ¿¡Satanas!? debía ser una pesadilla, ¡que lo despertaran de una buena vez!. Trágica que esa fuera la orden sin vuelta atrás, además sí no la mataba él sería otro que podría resultar más cruel en su acto. La incertidumbre lo apoderó un momento y esto no podía ser, era un paladín, la máxima autoridad dentro del vaticano luego del Papa, no debería desistir solo por sentimientos que no lo conducirían a nada y con la mente fría buscó a Yuri quien se había fugado de su hogar, al parecer anticipando su sentencia.

Finalmente tras quince días de rastreo logró dar con ella en un parque abandonado. ¿Esto había quedado de su querida? una vil imagen demacrada como sí aquellos niños estuvieran absorbiendo su energía vital. Con dolor en el alma se compadeció de ella intentando ofrecerle una mano, siempre podrían recurrir al aborto u otros métodos para extraerle a los infantes pero ella con una voz calma, suave y gentil que jamás pudo olvidar suplicó porque la dejara en ese lugar por tres días más. ¿Cómo resistirse? ni su helado corazón pudo, terminó cumpliendo el deseo de su amada Yuri.

Inseguro de estar en lo correcto se fue y en la tercera noche regresó pero se encontró con lo que más temía, el cuerpo pálido fallecido de la joven que sostenía a dos bebes, con la curiosidad que uno de ellos emitía una luz azul intensa de su cuerpo, ese debía ser el legítimo descendiente de Satán y a ese debería exterminar. Prendió un cigarrillo para calmarse frente a la situación y una vez decidido empuñó su espada dispuesto a atravesar al niño por su familia, por Yuri, por la venganza. Sin embargo a pocos centímetros del pecho de la criatura escuchó una risilla, ¡lo iba a matar! ¿cómo podía reírse en una situación así?, ¿acaso era la inocencia...? la inocencia de todo recién nacido que no tiene la culpa de sus precedentes, la posible inocencia del amor de su madre que los protegió hasta que la parca se la llevó.

No podía, de hecho no pudo hacerlo, al contrario terminó cargando a ambos pequeños que con sus angelicales rostros sonrientes le extendieron las manos para tocarlo y como si de su verdadero padre se tratara; este gesto de ternura removió las emociones que permanecieron por años encerradas. Ante la primera sonrisa del más inusual escupió su cigarrillo pidiéndole a Dios prosperidad para los pequeños a cambio de dejar su vicio y a escondidas del vaticano decidió llevárselos a su hogar.

En su informe se dijo que ambos niños junto a Yuri habían sido exterminados, de ese modo no correrían peligro de que otros sacerdotes intentaran purificarlos y Shiro residió llamarlos por el apellido de uno de sus fallecidos compañeros; Okumura Rin y Okumura Yukio. Por supuesto los adoptó como hijos propios viéndolos crecer con orgullo y reflejando en ellos el cariño que alguna vez el reverendo Jiro le había dado.

Con el pasar del tiempo Shiro fue capaz de recobrar su humor, volverse una persona totalmente diferente o mejor dicho volver a como era en el inicio; un completo tonto dispuesto a sacarle sonrisas al resto. Gracias a este temperamento jovial trazó buenas amistades con el demonio Pheles y consiguió como familiar al gato Sith que lo acompaña hasta el momento. Finalmente Shiro entendió lo que jamás había podido junto a los crueles mandamaces del vaticano: "No me importa sí es un ángel o un demonio, yo protegeré todo milagro, todo milagro al que llamamos vida".

Igualmente por motivos de seguridad se apartó de Roma para mudarse a una ciudad remota de cuales nunca había oído antes; Kiken. Ahí pudo iniciar su nueva vida con sus dos hijos y su querida mascota. Sin embargo con los años se han comenzado a escuchar rumores sobre una caza masiva de demonios bajo el mando del nuevo paladín Arthur Auguste Angel y esto ha tenido al exorcista tenso hasta la actualidad.  





 Otros datos:


  • Su cumpleaños es el 10 de mayo, por lo tanto su signo zodiacal es Tauro
  • Tiene fuertes alianzas con la familia Suguro y Shima
  • Irónicamente su mejor amigo es un demonio; Pheles Mephisto.
  • Jamás les ha dicho la verdad de sus padres a Rin y Yukio





 Objetos personales:


  • Su insignia de exorcista
  • Su placa de paladín
  • Un rosario vasco
  • Un crucifijo de True Cross
  • La foto de Yuri que mantiene escondida





 Imágenes:
One Two Three Four Five Six Seven

Okumura Rin Okumura Yukio Kuro normalmente Kuro verdadera forma Pheles Mephisto


••• Información del físico


 Anime/Manga/Video juego al que pertenece:
Ao no Exorcist

 Nombre real:
Shiro Fujimoto  



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Shiro Fujimoto
Shiro Fujimoto
Amo / Humano

Mensajes : 6

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Mensaje por Invitado Jue Jun 27, 2013 2:35 am

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