El ángel caído, Samael

Comenzamos con una historia que se remonta a los inicios de los humanos en la tierra, cuando se creaban los 3 reinos, los cuales eran el cielo, la tierra y el infierno, los 7 arcángeles principales, más uno de los grandes herreros llamado Ulthane crearon los 7 sellos, estos sellos serían los encargados  de proteger el reino de los humanos de una proveniente guerra entre los ángeles y los demonios, pasado el tiempo en los inicios, el primer sello se vio roto, fue entonces cuando los demonios comenzaron a realizar las posiciones humanas, los ángeles comenzaron a enterarse de esto y comenzaron a entra al tercer reino para defender a los humanos de esto, así fue como se le asignó a cada humano un ángel guardián, la guerra continuaba a cada momento, hasta que los 3 grandes ángeles caídos se encontraron los tres líderes del infierno tenían los mismo poderes y fuerzas, por una parte estaba Lucifer, por otro lado estaba Azrael y por el ultimo estaba Samael, sin embargo Samael no pensaba igual que los otros dos, él no pensaba respetar el trato que existía entre los 3 reinos, es por eso que en cuanto tuvo la oportunidad traiciono a todos, fue al tercer reino, pero de mala manera, por lo que su intromisión logro romper otro de los siete sellos.

Logro llegar al tercer reino y atravesó un cuerpo humano, absorbió su alma y se liberó, el caos se vio desatado en cuanto Samael toco tierras humanas, las personas comenzaban a pelear entre si mientras que el demonio se alimentaba del caos que había en esos momentos, hasta el momento donde bajaron los tres de los siete arcángeles antiguos, Rafael, Uriel y Gabriel.

Uriel: Samael…. El traidor del infierno…. Osaste enfrentarte a los tuyos para lograr tus cometidos…

Samael: Palomita…. ¿Por qué no te vas a llorar con tu señor?

Rafael: Cierra esa boca condenado… el concejo se molestara por esto…

Gabriel: Nos condenas a todos por tus acciones a una inminente guerra… Vete por donde viniste.

Samael rio de los tres arcángeles que venían a molestarlo, se disponía a atacar cuando los cuatro jinetes del consejo aparecieron a su alrededor formando un cuadrado, los cuatro jinetes lo miraron fijamente Guerra, Muerte, Victoria y Hambre

Victoria: Has roto el pacto Samael… deberás pagar por lo hecho, el consejo quiere verte.

Samael: Jinetes, como siempre mandados para hacer el trabajo sucio del consejo.

Hambre: ¡Calla!, Ven con nosotros.

Los cuatro jinetes en sus caballos comenzaron a girar en su alrededor transportando al demonio al lugar del consejo de los reinos, sin saberlo apareció encadenado y con el consejo en frente, los jinetes no estaban, no sabía qué hacer en ese momento ya poro a poco se desesperaba el demonio, hasta que el consejo dio su veredicto.

Concejal 1: Has de pagar por lo que hiciste Samael, por tu culpa uno de los siete sellos se ha roto y no es menor lo que le hiciste al tercer reino.

Concejal 2: Tus acciones tienen un precio demonio, no apoyas a ninguno de los tuyos, los demonios ya dieron el veredicto que tú estás expulsado de su reino.

Concejal 3: Por consecuente de tus acciones, el consejo de los tres te castiga a la prisión, serás encerrado en el tercer reino y oculto de los otros dos reinos, así nadie podrá ir en tu ayuda, estarás oculto de todos los demonios y ángeles … ahora quedas condenado … vete a tu prisión, Samael.
Samael miro con odio a los tres del consejo y cuando se estaba dando cuenta estaba cayendo en un abismo sin fin, así fue como uno de los más fuertes demonios fue condenado a la prisión por traidor.

Samael, aprisionado no sabía lo que pasaba en el exterior, se daba vueltas dentro de su prisión ya que era lo único que podía hacer aparte de pensar, pero el momento llego, sintió como la prisión se abría dando paso a su escape, sin esperar más salió de esta para conocer al idiota que lo había liberado, pero no contaba con otro detalle, el consejo para que se quedara aprisionado le quito sus fuerzas dividiéndolas en 4 demonios llamados los elegidos.

Al momento de salir de la prisión vio a su liberador, no era nada más y nada menos que Guerra, uno de los cuatro jinetes del consejo

Samael: Pero que impresionante Jinete…. ¿Qué te trae por acá?

Guerra: Los siete sellos se han roto, nos convocaron pero el consejo dice que no es así.

Samael: El consejo está compuesto por idiotas, debes ser libre Jinete, entérate de la verdad… sin embargo… el séptimo sello no fue destruido.

Guerra: A que te refieres con eso demonio.

Samael: El destructor logro pasar las filas de los demonios y volverlos a su favor, ahora controla los lugares más temidos, debes llegar a su torre y destruirlo.... pero antes debes vencer a quienes la custodian y evitan que llegues al destructor… debes vencer a los 4 elegidos y yo te llevare a la torre… tráeme el corazón de cada elegido.

El jinete hizo caso a lo que le decía, mientras que el demonio solo se quedó sobre su prisión a esperar, la verdad era que el jinete podía llegar solo a la torre, pero lo había manipulado para conseguir todos sus poderes de vuelta, a medida que pasaba el tiempo molestaba a los humanos que pasaban cerca de su prisión, a algunos se los comía, hasta que el jinete llegara con cada corazón, cada corazón que comía le hacía volver a como era antes, en su grandeza, hasta que obtuvo el de los cuatro elegidos.

Guerra: Los corazones no eran para poder acceder en la torre, eran para recuperar tus fuerzas.

Samael: ¿Y eso que importa? Cumpliré mi parte el trato y eso es lo que importa ¿O no jinete?

El jinete tan solo lo miro en ese momento, ya había recuperado sus fuerzas del todo, abrió un portal hacia la torre del destructor para el jinete y así hacer que él se fuera, había cumplido con su parte del trato. Una vez que el jinete se fue el demonio hizo lo mismo, se transportó al infierno y se encontró con sus viejos compañeros, todo cambiado por supuesto, después de tantos siglos todo cambia, estaba llegando al castillo general del infierno cuando Muerte apareció, rápidamente se lo llevo del lugar.

El jinete llevo a Samael nuevamente ante el consejo, este miro a los tres con odio, ahora cual era el tema por el cual lo llamaban si no había hecho nada, Guerra era quien lo había liberado de su prisión sin el hacer mucho más.

Concejal 1: El que hayas ayudando a Guerra a saber la verdad y lograr tu cometido no significa que tu castigo se termine.

Concejal 2: Hemos decidido encerrarte en otra prisión, al igual que el destructor, aprenderás porque el tercer reino es tan importante para el equilibrio.
Concejal 3: Es por eso que tu castigo será otra prisión, esta vez aprenderás de los humanos.

Samael: Los humanos insignificantes, no tengo nada que aprender de ellos, ya déjense de estupideces, fue su jinete quien me libero, no tengo por qué volver a la prisión otra vez.

Concejal 2: Debes pagar por tus crímenes Samael, y así es como nosotros decidimos que te encerraremos dentro de un humano, ya tenemos tu prisión lista, aprenderás a sentir como si fueras humano, esos sentimientos buenos y malos, aprenderás a discernir y tal vez así puedas comprender en mejor medida el equilibrio.

Concejal 1: El cuerpo de un moribundo te espera, tú serás su boleto de vida… ahora vete Samael, aprende tu lección.

Samael: ¡¡¡¡¡NOOOOOOO!!!!!

El demonio se iba a lanzar a atacar al concejo, pero sin poder alcanzarlo se vio como caía dentro de un abismo, el demonio nuevamente fue encarcelado, esta vez en un humano, ambas almas se combinaron en el cuerpo, dentro de ese humano ahora habitaban dos almas, tanto la humana como la demoniaca que debían convivir juntas para poder subsistir, su el humano moría, Samael desaparecía.

Así fue como comienza la historia de un humano que fue convertido en demonio, después de la fusión y encarcelamiento el humano retomo su vida, se recuperó de su muerte segura gracias al demonio, ahora su mente pensaba mejor y todo había cambiado. Así fue como comenzó a apoderarse de distintas empresas, convirtiéndose en el gran empresario Samael, codiciado por las mujeres y hombres, cambio su nombre formalmente para llamarse como era correcto por el demonio.

Entre tanto ajetreo uno de sus asistentes se le acerco a la oficina, le entrego un papel que en realidad era una carta, que le indicaba que una de las nuevas oficinas de la empresa se pondría en una nueva cuidad y debía ir a supervisar, se quedó pensando un momento y luego miro a su asistente, se levantó y lo acorralo contra su escritorio

Asistente: ¿Que hace jefe? –Le dijo avergonzado y rojo–

Samael: Hazme feliz a mí y hazte feliz a ti dándome lo que quiero.

Movió las cosas de su escritorio y allí mismo tubo relaciones con su asistente, no era la primera vez que lo hacía con él, de hecho últimamente lo había estado haciendo con él solamente, el chico se había enamorado de su jefe, pero el jefe solo lo quería para pasar los ratos, Samael estaba consciente de los sentimientos del chico, y por eso se aprovechaba teniendo relaciones con este sin que este se le resistiera a aquello.

Después de aquel momento tomo sus cosas y se fue, sin decir más, al día de viaje en avión llego a la cuidad donde debía supervisar las nuevas oficinas, comenzaba una nueva vida y se le presentaban frente a él nuevas víctimas para sus cometidos de distintos calibres.