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Mensaje por Colleen Miér Oct 02, 2013 8:04 pm


hole in my soul.

Suelen llamarla Colly entre sus conocidos, aunque también están los apodos al aire como 'conejita' y similares. Su verdadero nombre es Colleen Bessette, de dieciocho años, quien nació en la bella ciudad de Burdeos, Francia. Lo que inevitablemente le da la nacionalidad francesa, aunque posee descendencia norteamericana. Un peculiar conejo de sexo femenino que no sabe exactamente lo que busca con respecto a su sexualidad, pero existen breves indicios de una orientación antrosexual.

DESCRIPCIÓN FÍSICA.
Como el inicio de una llama, su extensa cabellera recorre su espalda hasta dar fin en su cintura. Su tono amarillento es ceniza y peculiar, hoy en día no existen muchas rubia naturales ¿cierto?. No tiene un único sentido, ni lacio o desmechado, simplemente se acomoda como se le plazca —rebelde, suave, pero con mechones levantados y bien marcados— y su flequillo no es lo suficientemente abundante como para molestarle la vista, frecuentemente orientado hacia el centro. Suele ser receptor inevitable de la más mínima brisa. Caen en forma de olas sobre sus pálidos hombros y torso, y al ser dueña de un físico “frágil” hace que se vea envuelta en ellas. Su cuerpo tiene un aspecto que sugiere cuidado, al rozarla tal vez, pues se trata de una fémina alta (1,69) y delgada cuyas extremidades carecen de musculatura. Solo hace falta imaginarse a una adolescente de dieciocho años, diecinueve a lo mucho, la cual recién sale del cascarón, sus atributos no son gran cosa pero a esa jovial edad ofrece mucho más, un cuerpo ¿cómo se dice? ¿virgen? con curvas definidas y, en su caso particular, una cintura estrecha. Bueno, así es Colleen. Sus manos y pies son pequeños, dedos delgados y extensos, perfectos para portar cualquier decoración al igual que un tatuaje en su sedosa piel gracias a dicha palidez. Sin embargo nunca pensó en usar objetos que llamen la atención y mucho menos un vulgar y doloroso dibujo sobre su carne. Algo que podríamos destacar de su belleza facial es la amplia y cálida sonrisa que ofrece, con unos labios de color melocotón diminutos, llamativos, de esas sonrisas que a uno lo tranquiliza o enloquecería, dependiendo de la situación es demostrativa con sus rasgos faciales. Y sus ojos, su rasgo más sobresaliente, a veces hablan por ella. Bajo una manta de negruzcas pestañas se haya el acaramelado celeste, contenido en un marco notablemente amplio. Su mirada es penetrante, sí que lo es, en primer lugar por su tamaño y profundidad, quizás no se note por el destello de su color pero suele tener la pupila tan dilatada que se resumiría en un puntito negro. Por otro lado, si la miras fijamente, no podrías ver más allá del brillo que obstruye. En fin, posee una belleza joven y carismática. Con respecto a su vestimenta no complica a la hora de escoger. Digamos que es conformista aquí, mientras que lo que se le muestre sea agradable. Le gusta usar vestidos de colores suaves como el blanco o el rosado, o los oscuros con rayas y puntos. Puede usar prendas que resalten su sexo u otras más discretas, pañuelos en el cuello o anteojos, le gusta jugar con la combinación de la ropa ya que, no hace falta recordar, su mente es fresca y jovial. De buen gusto.


DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA.
Seráfica. Actualmente no se registra otra expresión que se adecue a su armoniosa psicología. Un ser con un índice de maldad bajo, casi inexistente, sus intenciones siempre fueron puras y jamás demostró enfado por realizarlas. O al menos no lo hizo evidente. Serena, transparente, un alma que camina sobre las nubes, y todos sus movimientos van a ritmo con esa tranquilidad persistente.

Retraída, y un poco predecible ocasionalmente. He oído que a algunos les fastidia, pero a otros no les cae tan mal disfrutar del silencio entre y su fantástico don para oír lo que deseen decir, a lo que es atenta, está predispuesta a aceptar cualquier comentario por más que sean malas críticas. Sí, es constructiva y astuta, muy capaz de seguir el hilo a la gente y de opinar al respecto. No le fascina respectivamente pero sí está acostumbrada a mezclarse con la multitud, a congeniar, sin hacer ningún esfuerzo por socializar inclusive, pues el simple hecho de poder ver y escuchar la complementa como a su confianza. Bondadosa, querer dañar a otro es un drama, por más dolida que se encuentre jamás pudo levantarle la mano a nadie en sus peores momentos, emotiva, y presa de la empatía. Además de aquel don, tampoco puede huir de su inseguridad, de su desconfianza innata. Hay un miedo a lo desconocido muy apegado a su lógica. Ella no es una aventurera, nunca piensa en serlo, más bien es frecuentemente víctima de las circunstancias; aparentemente a “la mala suerte” le resulta atractiva su persona. Para Colleen es un gran trabajo ser ella, lidiar diariamente con esas fatales circunstancias no es tan sencillo como escribirlo aquí, pero ha llegado a una etapa de maduración magnífica dado que ya no se tira de un bando obligadamente. Colleen aprendió a usar sus atributos a su favor, supo cómo abandonar el papel de damisela en peligro para florecer en una mujer elocuente y calculadora. Y por qué no, con sus actos reflejos natos le resta gracia. Hablo enserio, sus músculos son latentes. Pero volvamos a la Colleen clásica, la que está en contra de la violencia en general, la que sede su parte para el que más lo desea, la que la gran mayoría quiere ver. Es curiosa la actitud de la gente, la del antes y después de conocerla a fondo. Muy a fondo. Siendo blandos en el tema, sacando todos los defectos que nada tengan que ver con su personalidad, francamente se trata de una fémina de la cual cuesta horrores olvidarse. Es diferente ¿cuánto tiempo lleva olvidarse de alguien diferente?. En cuanto a las relaciones conyugales, para ser simples y sencillos, su aspecto candoroso seguramente es finamente capcioso.

Fetiche para algunos. Sabe comportarse y silenciarse cuando está consciente de que sus palabras pueden lastimar a más individuos de lo estimado, o demasiado a uno determinado. Perspicaz en ese terreno. Sin embargo, la mayoría de las veces no tiene pelos en la lengua para hacerlo, puesto que prefiere ser juzgada por decir la verdad por sobre las mentiras, incluyendo las anodinas. Es una mujer fuerte en aquel aspecto. Sí, tiene carácter y una moral subrayada, pero sabe contenerse. Usa un vocabulario respetable. No... no es una criatura que simpatice con la ira o la rabia; prefiere mantener aquellas emociones bien controladas —¿las tendrá?— y resolver las cosas en el tiempo y lugar adecuados, buscando siempre la solución más indicada. Y un ciervo herido no podrá saltar más alto, nunca más. Solitaria en ciertos aspectos aunque suene contradictorio, pero esto incluye su problemática interior, como que, por ejemplo, puede estar rodeada de gente y sentirse sola al mismo tiempo. Algo recurrente en su cotidianidad. O al menos lo fue (endeble) cuando se vio más vulnerable en un sinfín de ocasiones, hace varios años ya. Puede apreciar bastante la soledad la mayoría de las ocasiones y preferir, por supuesto, ser una mujer independiente y con completo orden autosuficiente. Tal vez piense que no requiere que nadie esté con ella y viceversa para sobrevivir, sin embargo en el fondo comprende que en verdad, por más que le cueste aceptarlo, necesita algún tipo de compañía, sino existe el vacío indiscutible que le priva de muchas cosas, le limita a conocerse a sí misma y esa es una sensación que no la complementa. A pesar de todo los conflictos psíquicos se presenta una hembra amistosa y sabrosa; sabe cómo disfrutar de la gente y hacer que el otro disfrute de ella también, por qué no, en las relaciones no da fácilmente su brazo a torcer. Pongámosla en el modelo que sabe lo que quiere, que al fin y al cabo es caprichosa como cualquiera, pero con una complejidad recóndita. En sí, ha aprendido a ser un individuo cambiante.


GUSTOS»» No se sabe demasiado sobre sus preferencias debido a su falta de trato con la gente de allí. Pero es bien sabido que no le hace asco a casi nada, es la típica chica que se apunta a todo mientras le resulte atractiva la oferta. Entre ellas se destaca las comida, adora comer, congeniar con la gente (aunque no es tan sencillo), un buen descanso y dibujar; una habilidad y pasatiempo plenamente nato. ODIOS»» Con sus disgustos... pues, no le cae bien las negativas constantes y situaciones irritantes. Sentirse presionada y acorralada, las peores sensaciones de su vida. Ser criticada a sus espaldas, suele enterarse rápido de los rumores. Los insectos alados, por supuesto.


HISTORIA.
❝Solía llegar a casa cuando no había nadie. Mi madre trabajaba hasta muy tarde, pocas veces podía verla, así que me acostumbré a cuidarme sola desde los siete años. Un día tuve la fortuna de hallar a un pequeño cachorro de felino dentro de una caja. Era un día ventoso y llovía a cántaros, así que lo tomé para llevarlo y cuidar de él con el objetivo de convertirlo en mi primera mascota. Mamá nunca me lo permitió, pero esa vez tenía pensado enfrentarla y discutir la situación cuando llegase. Sequé al gatito, lo cepillé y hasta le dí de comer carne molida de la noche pasada. La esperé, esperé, y esperé sentada en la mesada de la cocina, la hora señalaba la una y cuarenta de la madrugada, ella siempre llegaba a las doce y cuarto. Mi relación con su persona no era la mejor, de hecho peleábamos mucho ya que éramos demasiado diferentes, al no tener una figura paterna la convivencia entre dos féminas con edades tan complejas no era sencillo de lidiar. Sin embargo era mi única familia, y pese a las rivalidades entre medio yo la amaba locamente, pero sin hacer demasiado ruido. Nunca le gustaron las personas melosas. Me asusté, temí por su seguridad, una mujer no debía estar a esas altísimas horas de la noche fuera, ¿y si le había sucedido algo?, ¿si la secuestraron?, ¿y si quisieron robarle y… la mataron? ¡No!. Un sinfín de atroces posibilidades se entrecruzaban en mi cabeza, el sonido de las agujas del reloj me provocaban un fuerte tic en los nervios, además el estrés que presentaba me hacía crujir los dientes. Eran las tres de la mañana. El frío comenzó a entumecerme los dedos de las manos y pies, el miedo se trasformó en desesperación e ira, fue entonces cuando comencé a preguntarme si en realidad me había abandonado. Hacía unas semanas lo había oído hablar sobre mí con sus amigas, daba a entender que yo era un peso para su vida, y pese a que me quería hubiera sido mejor no haberse arrepentido, y seguir con el plan de aborto. Que quizás, tan solo quizás, hubiese sido mejor para ambas. Sus amigas le dijeron que no volviese a repetir semejante barbaridad, que los problemas de dinero eran pasajeros y todo iba a salir bien. Ellas ayudarían. Aunque el daño ya se hizo, porque escuché cómo mi propia madre confesaba la poca empatía que yo sentía por ella. No me controlé.

Hasta que el sonido de la puerta abrirse y cerrarse me sacó de aquel mal recuerdo, fue hasta la cocina y repentinamente lanzó un grito ensordecedor: Yo, entre toda esa mezcla de odio, furia y tristeza, cometí un acto más que horrible, monstruoso. Mi camisón se encontraba teñido de grandes manchas carmesí, en el suelo varias gotas formaban un diminuto charco, mis manos estaban… sucias. Ahorqué, retorcí la frágil garganta del animal sin darme cuenta. Ni siquiera lo oí chillar. Mi madre no lucía enojada, al contrario, luego del espanto tomó al gato y lo arrojó a la calle en una bolsa de basura. Perpleja, sin articular una palabra o sonido, lagrimeé escurriendo las diminutas salpicaduras que se encontraban en mis mejillas. Entonces ella se puso a mi altura, tomó de mis manos, y por primera vez tuve la sensación de que la realidad en la que creía era pura fantasía mía: “Colleen… lo siento tanto, Colleen.” Era crédula, inocente, sensible. El acontecimiento del gato nunca se lo mencioné a nadie, ni en sueños, es un anécdota que deseo olvidar por completo y mantener oculto por siempre. Allí está. Provocándome desde que se me otorgó la consciencia de mis actos.

«Desperté en una camilla. Mi mente se encontraba tan lisa y blanca como una hoja de papel, sentí que no me era posible recordar cosas básicas, ni siquiera sabía quién era en ese lapso de cinco minutos. Giré mis orbes hasta mi diestra, unos hombres entraron al iluminado cuarto vestidos con trajes blancos, sus mascarillas me imposibilitaron notar sus rostros. Parecían astronautas, pero daban mucho más miedo. Quise hablar y sin embargo no podía mover los labios, tampoco alguna de mis extremidades, solamente me limitaba a respirar y abrir los ojos, caí en la cuenta de que estaba drogada. Me drogaron, esos hombres con trajes espaciales. Nunca sentí aquel convulsionante pánico de nuevo similar a aquella vez, había vuelto a nacer y no comprendía absolutamente nada. Hasta que en mi mente apareció una figura masculina algo distorsionada, una imagen familiar que por alguna razón me dieron sumas ganas de llorar, y mucho, mucho enojo. Cuando volví a despertar, sin darme cuenta de que me había dormido, la temperatura de la habitación subió notablemente, un insoportable calor que a mí no me molestaba, pero lo notaba por supuesto. Recuperé el movimiento, me senté en la camilla y no dudé en darme a la fuga: hubo un escape masivo de esa instalación, todos lucían tan extraños... que no tarde en descubrir que compartíamos las mismas características. Animales, todos tenían rasgos animales. Por años creí que era la única, por esa razón ocultaba todo el tiempo mis peculiaridades. ¿El motivo del secuestro? Nunca lo supe, pero lo que sí sé que no fue para buenos fines hacia nosotros. Tal vez eran cosas siniestras.»

«Casa. Era la calle correcta, había pasado horas buscando mi dirección pero finalmente lo logré. Tenía ganas de contarle a mi madre lo que sucedió, me preocupaba por lo que estaría pensando, tal vez ya haya llamado a la policía o estaría buscándome en los sitios donde frecuentaba. En el camino mentalizaba lo que le diría: ‘unos hombres me secuestraron en la salida de la escuela, pero conseguí escapar.’ Sencillo, fácil. Pero peligroso. Muy peligroso. Y me puse a pensar en la situación, antes ya habían intentado raptarme, una vez fue estando con ella y la dejaron mal herida. No por nada, no por ella, sino por mí. Ésta maldición con la que cargo era la culpable, sabía que en algún momento iba a suceder algo incorregible. Todo por mí. Me detuve dos casas antes, conteniendo el pavor y escuchando el instinto, y nunca más volví. Ciertamente, no hay nada más misterioso y complicado que el amor. Pronto oí rumores acerca de una tienda que venía gente, no precisamente humanos, sino individuos como yo. Lamentablemente mi fin se dio en Wild Love, donde fui con un grupo de criaturas en mi misma situación. Pero ¿qué podía hacer?, tan solo tenía quince años.»


OBJETOS PERSONALES.
Más que un ropero semi apretujado, no tiene nada que le sea de algún valor.


DATOS EXTRA.
Odia a su madre, pero se siente obligada a quererla. Su singular raza fue heredada de la misma, ya que su familia fue expuesta a experimentos durante la guerra, aunque Colleen no puede convertirse en un conejo como sus antepasados, pues sus genes animales se van debilitando con el paso de los años, volviéndolos nuevamente más humanos en cada generación. En su caso particular no posee alguna característica visible que la identifique del resto, aunque si tienen la fortuna de atizar una palmada a su trasero notarán un pomposo bulto al inicio del mismo: cuenta con una cola que hace honor a su raza, del mismo tono que su cabello. Aunque no es algo que le alegre mostrar.

Strawberry Panic! ↔ Hikari Konohana.
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"You can learn from anyone even your enemy"
Perdón, pero ¿podrían cambiarme el nombre por Colleen? Muchas gracias.
Colleen
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Conejo / Usagi

Mensajes : 25
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Mensaje por Invitado Jue Oct 03, 2013 10:35 pm

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